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Las trenzas

  • Foto del escritor: La Seño de Inglé
    La Seño de Inglé
  • 14 jul 2018
  • 2 Min. de lectura

Mis estudiantes mujeres llegan todas las semanas con un peinado y trenzado diferente y me da la impresión que es una especie de competencia entre ellas. El sábado es el día de “hacerse el pelo” y dura, en efecto, todo el día. En los patios de enfrente de las casas de Barú siempre hay mujeres trenzándose entre ellas con largos pelos postizos regados en el piso y encima de sus cabezas, con un reguero de bombas que usan para amarrar las puntas de estas, peinillas, espejos e interminables conversaciones.


En el recreo del colegio se me acercan algunas de séptimo y me peinan. También las de octavo, las de décimo, y las de once. “El pelo de la seño sí que es suevecitíco”, se dicen entre ellas. “Seño y ¿usté porqué se lo mochó?”, me preguntan, les explico una y otra vez, que me lo corté unos días antes de llegar a Barú para donarlo auna fundación de cáncer. “‘Da seño, si yo lo tuviera liso, primero muelta antes que mochalmelo”, me dice Liz Andrea de 7a, “eso é un peca’o”.


Un sábado me senté con las peladas de décimo que estaban reunidas haciéndose el pelo frente a la casa de Wendy, que es mi vecina, y es la dura de las trenzas. “Seño venga y la peino”, me dijo y me sentó frente a ella. Me hizo las tropas “apretás” - la trenza de tres gajos pegada el cuero cabelludo -. “El pelo de la seño no aprieta”, decía Wendy y a mí se me salían las lágrimas del dolor en el cráneo. “La seño sí que es floja”, se burlaban ellas. No aguanté ni un día con las trenzas, a ellas les duran semanas.


Doscientos de años atrás las líneas que logran las tropas en el cráneo eran una manera de representar rutas de escape o de comunicarse entre hombres y mujeres esclavos a escondidas. Hoy, las trenzas son parte fundamental de la estética femenina. Trenzar es un arte que heredan de generación en generación; la mamá lesenseña a sus hijas cómo trenzar y ellas se trenzan entre primas y amigas. Los diseños son infinitos; trenzas largas sueltas, trenzas cortas pegadas, gruesas delgadas, con color sin color. El uso de extensiones es, dicen, una costumbre para “blanquear” su natural pelo apretado que era razón de discriminación y vergüenza. Ese choque entre el ritual de peinarse y trenzarse, propio de su negritud y a la vez su añoro a tener pelo blanco es la constante dualidad en la que viven.



 
 
 

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